Un viaje en auto entre Maracay y la Colonia Tovar. Un viaje en auto entre Andrate y Kaiserstuhl.

Giannina
4 min readApr 23, 2021

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Caminando silenciosamente un día soleado de otoño sobre la avenida las Heras de la ciudad de Buenos Aires, con los ojos absortos por culpa de la pandemia. Mis mente pensativa se detuvo inconscientemente por culpa de mis ojos, que se dirigieron fijamente a un letreo en el medio de la vereda que promocionaba un sándwich de mortadela, pepinillos y mostaza. Procedí a leerlo en voz alta.

Al ver mi repentino interés en este letrero mi mamá suspiro “qué rico como en La Colonia Tovar”. Por lo que de manera instantáneamente recordé; viajar cada fin de semana en auto desde Maracay hasta la Colonia Tovar para bajar en el restaurant del hotel Freiburg.

En el restaurant de hotel Freiburg, siempre pedíamos lo mismo: Goulash, salchichas, chucrut y papas. En la espera de la comida, siempre yo y mis hermanos jugábamos en la alfombra de césped que adornaba la entrada mientras mi padres yacían en el interior del restaurant adornado con madera a olor a humedad y cercanos a la ventana que daba a la vista del valle.

Finalizada la comida, rematábamos el postre de fresas con crema y nos dirigíamos a la Charcutería Colonia Tovar en donde comprábamos un “cerro” de fiambres de distintas variedades, que luego acompañarían algún sándwich con mostaza. Todo eso en medio de una arquitectura, una decoración y geolocalización natural supuestamente parecida a la de Kaiserstuh. Una región actualmente alemana. Tanto así que sus habitantes se vestían aludiendo a dicha cultura para explotar su fama.

Fueron muchos años haciendo, el mismo recorrido hasta que un día se acabó, la vida fue cuesta arriba y solo abre ido a la Colonia Tovar apenas 3 veces en los últimos diez años de residencia en Venezuela. Tampoco hacía ya falta ir hasta la Colonia Tovar para comprar sus fiambres especiales porque ya llegaban a los supermercados de la ciudad de Maracay, aunque por el elevado costo rara vez nos dábamos el gusto.

Fue así que al ver ese letreo ese día, recordé los sabores de dicha localidad, y cuestioné internamente el por qué desde hacía 6 años en Argentinas no habíamos aprovechados las “variedades” locales para recrear las recetas de la comunidad aludida.

Así que de la nada salió una actitud empecinada en lograrlo, en reproducir esos sabores en mi boca. La indiferencia que mostraba a la vida, se hacia un lado y se empeñaba en disfrutar algo tan simple. Por tanto, entré a un supermercado, compré un fiambre lo mas parecida a la vista a algún fiambre alemán, un trozo de queso Gouda y unos pepinillos agridulces, casualmente: alemanes.

En casa, deleitamos el producto de la unión de estos ingredientes mientras me interrogaba de esta rareza de la vida; suspirar por la gastronomía de un pueblito antiguo de origen alemán ubicado en medio de Venezuela, y justo estuvo siempre muy cercano a la ciudad en donde vivíamos: Maracay.

Que dicho pueblito se integró en su mayoría por ciudadanos del poblado de Kaiserstuhl, y que habían logrado instalarse en el medio de los valles de Aragua en 1843, y que aislado permanecieron hasta 1940. Este aislamiento ortodoxo logró que su cultura se mantuviera sin modificación por tanto tiempo, y por ende en la fidelidad de ciertas recetas.

Así día siguiente a alguien se le ocurrió preguntar qué hice el fin de semana. No se me ocurrió nada mejor que mencionar mi reproducción simple culinaria que hacia chorrearme de baba. A lo que una compañera expresó “Qué extraña combinación”.

Sorprendida de la incredulidad en algo que para mí era normal, me motivó a indagar más por internet sobre las montañas de Kaiserstuhl y la Colonia Tovar. En fotos exhibidas por internet las montañas de Kaiserstuhl lucian exactamente igual a los de La Colonia Tovar y esa era la idea a según.

Por su ubicación al sur Alemania, pensé que podría estar cerca de Andrate, Italia; la localidad de la que es originaria la familia de mi mamá por parte de papá, venidos a la Argentina en 1845. Y lugar al que me figuraba alguna vez visitar.

Así que realice un viaje hipotético a través del google maps con auto, cuyo resultado arrojaba 4 horas de caminos aproximados entre Andrate y Kaiserstuhl. Justo el mismo tiempo de demora para ir desde Maracay hasta la Colonia Tovar.

Y esa es la historia. No hay nada nuevo en este mundo. Toda historia se repite. Las distancias no se agrandan. Todo vuelve de alguna manera y de la manera menos pensada. Ríos que alguna vez desbordaron y se abrieron otro camino vuelven tarde o temprano a su caudal original.

Donde estará la Maracay / Andrate que me llevará de paseo a mi próximo Kaiserstuhl / Colonia Tovar.

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Written by Giannina

Una equis con sabor a Trululú.

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